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Eres el único responsable de tu vida

  • Categoría de la entrada:Principios
  • Tiempo de lectura:8 minutos de lectura

El mundo ha entrado en un absoluto caos. Las noticias solo hablan desde hace meses de enfermedad, muerte y luchas políticas sin cuartel. A la gente le cuesta, literalmente, respirar…

¿De cuándo son estas noticias? Quizás de ayer, quizás de hace unas décadas. Nos hemos acostumbrado tanto a echar la culpa de nuestra situación vital al entorno, a otras personas, a una enfermedad o a cualquier otro factor externo, que nos hemos olvidado de lo básico: que tú eres el/la único/a responsable de tu vida. Empecemos…

En este capítulo te sugeríamos un ejercicio: observar cuánta energía dedica la gente a quejarse (que no resolver) de situaciones o personas concretas. El objetivo de ese ejercicio se centra en tomar consciencia, desde la objetividad de la que disfrutamos al ser nosotros un cuerpo externo al sujeto o hecho observado, de que hay un enorme gasto energético asociado al acto de quejarse, más aún si esa queja lleva asociada, como es en la mayoría de los casos, de una reacción emocional. Ver dicho gasto energético y emocional en personas ajenas te permite tomar consciencia de cómo funcionas tú en este aspecto.

 

Dice la Tradición chamánica que el único ejercicio del Guerrero es ahorrar energía y acumularla (léase generarla) para realizar y materializar su Intento, eso que desea alcanzar a nivel material o inmaterial. Ese ejercicio no se circunscribe a los ‘actos chamánicos’ puros, sino que es más bien una forma de vivir. Si quitamos los actos propios del chamanismo en el mundo metafísico (lo que ellos llaman el Nagual), lo que nos queda es un ser humano corriente que conoce los terribles efectos secundarios que tiene una mala gestión emocional, ergo energética. Cualquiera que haya pasado por un simple cabreo o discusión fuerte sabe perfectamente de lo que estamos hablando.

 

Si subimos la perspectiva en la vida de cualquier persona ‘normal’, digamos tú o yo, la pregunta es: ¿Qué precio estás pagando por estar en los entornos en los que estás? Si el precio te compensa, no hay queja posible porque habrás tomado la decisión de forma consciente y en consonancia con tu camino hacia la Felicidad.

Y si decido por mi mismo/a, ¿dónde quedaría entonces nuestro entorno, la sociedad, las tradiciones, la familia? Exactamente donde están. Si crees que vas a poder cambiarlas con tu presencia y esfuerzo a costa de tu felicidad, te equivocas. Y pagarás un precio energético muy elevado por intentarlo. Nadie está diciendo que para tomar una decisión haya que abandonar nada; lo que hay que hacer es tomar una decisión que esté alineada con tu camino hacia tu Felicidad, que es otra cosa muy distinta. Y pagar con gusto el precio asociado, faltaría más.

 

Vuelvo a preguntar: ¿en qué momento nos hemos olvidado de lo más básico y obvio? Que somos los únicos responsables de nuestra vida. Es tu camino. Es tu vida. Es tu decisión, y nadie puede, ni debe, decidir qué haces con tu vida. Excepción: los niños no se tocan. Y eres el/la único/a responsable de tu vida, porque eres el/la único/a responsable, es decir, del inglés response-able o capaz de dar una respuesta.

Cuando das respuestas, cambian cosas. Y situaciones. Y personas.

Esa es la idea, ¿no?

La transcripción de este capítulo del Podcast

Hace mucho, mucho tiempo (unas cuantas décadas) nos vendían una historia en la cual si uno trabajaba y estudiaba, y hacia ciertas cosas, y llegaba a ciertos hitos que la sociedad (por lo menos en el mundo occidental) había fijado como válidas y que son las que tienes que hacer: ten una carrera, una pareja, un coche, un trabajo, un puesto,  un rango, unas amistades… entonces, serás feliz. Bueno, ¿y cómo va eso?

 

La promesa incumplida de la Sociedad

Varias décadas después, los que vivimos con esa promesa debajo del brazo, nos encontramos un planeta que está sumido en el más absoluto caos. E incluso voy a quitar toda la crisis del coronavirus: vámonos a febrero de 2020, un mes antes de que todo estallara. ¿Cómo estaba el mundo? ¿De qué se hablaba? Y la realidad es que el mundo era ya un caos. Un caos donde todos los países tienen una deuda galopante donde las deudas no sólo decrecen sino que se incrementan… es decir: el planeta se va a tomar por saco. Es decir, ¡todo está mal! Y no quiero sonar pesimista con esto, pero no nos podemos engañar.

¡Y claro que se han hecho conquistas sociales importantes! Pero eso no es a lo que voy. Fijaos ese escenario en el que estamos metidos y ahora métete en tu barrio, en tu familia, en tu entorno y como la gente habla de los demás: Fulano es tal, fulano es cual este es así, este es asao, este tipo tal… Abre cualquier foro de un periódico deportivo o del propio Facebook, mira la polarización de la gente y la falta de empatía por doquier…

Y al final de todo eso, de observar desde una serenidad y un desapego totales a todo eso, te das cuenta de la cantidad de energía que utiliza la gente para tirársela los unos a los otros, achacándole al otro la responsabilidad de que esto o aquello o tal cosa haya sucedido o esté sucediendo. Y ni siquiera necesitamos entrar en los esquemas personales de los muchísimos chantajes emocionales que ocurren por doquier. La cultura latina es especialmente sabía en manejar esos chantajes emocionales entre generaciones. Tú debes estar a mi lado porque la familia es… todas esas cosas.

 

Nadie debe decidir qué haces con tu vida

¿En qué momento de todo ese trayecto nosotros nos olvidamos de lo más básico? El hecho de que tú eres responsable de tu camino y de tu vida. Eres el único responsable de tu camino porque es Tu Camino, es tu vida, no es otra cosa. Nadie debe decidir qué haces con tu vida.

Personalmente yo hago una excepción y es la de los niños. Los niños no se tocan, dice mi madre con gran razón. Mientras uno tiene un ser humano a su cargo y ese ser humano no puede valerse por sí mismo, evidentemente que uno tiene una responsabilidad sobre él por el simple hecho de haber traído esa vida a esta tierra, a nuestro plano. Pero quitando eso, absolutamente nadie debería decidir qué haces con tu vida. Igual que nadie tiene el derecho de exigirte cuál es tu Camino Interior, cuál es tu Camino Personal. Y ya ni siquiera estoy hablando de los credos, que la historia ya cuenta muchas batallas entre las religiones… No me refiero a qué creencia es la buena o si tú tienes derecho (que por supuesto que lo tienes) a decidir seguir a una u otra creencia, no. Me refiero a lo que tú haces con eso en tu vida.

 

Mantenemos pactos por obligación y miedo

Evidentemente que cuando uno hace cambios, cambian cosas, eso es evidente. O cambian personas, o cambian escenarios, o uno decide vivir de otra manera… pero es uno el responsable. El problema es que muchas veces estamos tan atados a promesas y pactos de pareja, de familia, de clan, de tribu de… Si son tribus, o parejas, o clanes, o familias que tú has decidido tener en tu vida, eso es fabuloso. Y uno, cuando trabaja 

en tribu o trabaja en pareja desde el alma y desde el corazón (desde lo profundo) y no desde un papelito que se firmó no sé cuándo, que ante no-sé-qué tribunal dice no-sé-qué, cuando uno trabaja desde ahí, evidentemente que los pactos se hacen con Conformidad y se hacen porque beneficia a todos. Y eso es fantástico.

Esos pactos son y están porque uno decide tenerlos; pero ¿qué pactos estás manteniendo por obligación o miedo a quedarte sólo? O miedo a no saber cómo salir de lo que te vas a encontrar al otro de la puerta. ¿Qué precio estás pagando por estar en ciertos círculos o mantener ciertas relaciones?

Bueno, pregúntatelo: si ese precio te compensa, ¡a por ello! Amén. ¡Ahó! Pero siempre que seas consciente de que tú eres el responsable de estar ahí, nadie más.

El capítulo del podcast completo

Versión solo audio:

Charla Consciente :: acerca de la Responsabilidad

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